lunes, 2 de febrero de 2009

Sólo para compartir


Un buen día

Y aquí vamos otra vez. Seis y media de la mañana, el cielo dice que aun es noche, las sabanas me llaman, el reloj apura. Media hora. Dormitorio, baño, cocina. Hora y media de viaje. Un buen día. Luego ya saben, cocina, baño, dormitorio.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Sólo para compartir


Hay
ayeres
y mañanas
pero no hay
hoyes

Mario Benedetti (otra vez!)

sábado, 16 de agosto de 2008

Sólo para compartir

¿QUÉ LES QUEDA A LOS JÓVENES?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

Mario Benedetti

viernes, 18 de abril de 2008

Sólo para compartir

Y así es Santiago....


Segunda noche en menos de un mes que el azar me transporta al bagaje inexplicable por las calles de nuestra capital, no hay mucho que decir, basta observar, y es que simplemente esta ciudad llena de luz, llena de voces, llena momentos, me hace pensar en lo poco y nada que contiene. Esta ciudad llena de singularidades pasajeras, que no permanecen en el ahora más que un momento, que este momento. Lo que acabo de oír, lo que acabo de ver, ya dejo de ser, y se dispone a abandonar la ciudad. Amenaza con vaciarla, dejarla completamente desnuda, conmigo, único testigo de la subjetividad de mi percepción. Pero, en este mismo segundo se vuelve a llenar completamente de nada, en un flujo incesante.

Tres cuartos de hora separan La Reina y Puente Alto a eso de las cinco de la madrugada, cinco temas de Stan Getz, o tal vez más de una decena de Parker, quién sabe, a quién le importa en realidad. Lo cierto es que este lugar tantas veces visitado, y tan poco conocido, del bagaje casi siempre extraterreno, nunca antes me habían parecido tan extraños como ahora. Y es que recién en este punto el multiculturalismo me hace sentido más allá del que hace en mis apuntes de historia, y es que realmente no existe un mundo más allá del que se relaciona conmigo, que convivir juntos no significa nada más que conservar las libertades teniendo el menor contacto posible, y es que finalmente, a pocas horas del amanecer, me doy cuenta de mi única gran preocupación por el momento es guardar silencio.

sábado, 12 de enero de 2008

Sólo una historia...

Hoy les contare una historia. Esta no empieza como la mayoría de las historias, no dice había una vez, porque no es una historia como las que conocen, no encontraran duendes, príncipes, ni princesas, ollas de oro, alfombras voladoras, gigantes, castillos, ni dragones. Tampoco encontraran al termino "y vivieron felices para siempre", o un Fin con su efe estilizada como es debido.
Y aunque soy capaz de contarles como no será la historia, no tengo la más mínima idea de cómo continua más allá de estos tres pequeños párrafos.

Hay una niña alegre deambulando por lo que a ella le parece un sendero tranquilo, nunca ha estado aquí, pero cree saber exactamente lo que debe hacer, sabe a dónde conduce, ¿es lo importante no?. Ya a tenido que caminar por senderos similares, 18 si queremos ser exactos.

Camina escoltada, aunque a ella solo le parece grata compañía. Siente que varios quedaron atrás, más cuenta, y el número es el mismo. Sus conversaciones de infancia parecen repetirse, con distintos escenarios, con diversa profundidad, pero con los mismos personajes enredados en los mismos quehaceres.

Que importa todo. La niña va de viaje.

viernes, 21 de septiembre de 2007

S ó l o p a r a c o m p a r t i r

PROTOCOLO

Apresurada como siempre caminaba por el parque. Nuevamente las sábanas me habían enredado. Luego recordé algo urgente para el día, y quince minutos menos.
La locomoción demoró lo habitual, todo extremadamente lleno, con apenas espacio para respirar. Varias discusiones acerca de empujones y metros cuadrados. Entonces, bajo. Recupero el aliento entre arboles, huelo tierra y nubes, me tranquilizo al fin.
Mis oídos perciben una metálica voz, desentrañan una frase penetrante: ¡en sangre argentina me quiero bañar!` y unos veinte repiten enérgicos. El último, plomo, etiquetado por siete letras negras, me advierte y sonríe, algo dice a un compañero cercano, repite el gesto y acaban por perderse en una mancha gris, aún se escucha su murmullo.
Cruzo la calle, sigo mi camino. En frente un gran edificio. Alguien que no reconozco saluda. Busco entre mis recuerdos, no lo encuentro. Levanto la mano en un gesto a penas perceptible de todos modos.
Subo, bajo, camino, subo, bajo, un corto trayecto más y llego.
Conceptos. Me siento al final del salón. Observo. Nadie esta demasiado atento realmente, menos yo. Alguien pregunta que hago, no respondo, realmente no lo se.
La hora apremia nuevamente. Treinta en una sala para noventa. Él al otro extremo. Se muestra erudito, entre tiza y el fondo negro. Todo lo que allí está es verdad. Nada lo hace reconocible en el mundo no abstracto, sin embargo es demasiado real. Objetos que forman sistemas, cosas que tienden a, suposiciones de medios ideales, omisión del error, todo es relativo, podemos obviar, un mundo idílico. Comprendo una realidad en la que no vivo.
Regreso, el cielo nuevamente negro. Las luces artificiales alumbran tenues mis pasos. Cruzo la calle. El parque esta oscuro, nadie canta, nadie sonríe. A lo lejos se divisan luces. Gente menos apresurada, con en mundo a sus pies y a sus espaldas. Calles vacías. Un carro espera mi llegada.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Sólo para tí....

Bueno, y es que si bien hay que hacer un par de aclaraciones importantísimas: que es eso de han pasado tres años, hácete cargo de este tiempo y di, hemos vivido tres años.
En fin, esta vez, eso no viene al caso.
Realmente eres un niño ingenuo, mi cabro chico inmaduro, que se cree grande, que más puedo decir. Me parece que no me he dado cuenta de como son las relaciones humanas, es que ¿realmente alguien las puede entender?, ya es difícil, sino imposible, comprender a un ser aislado, comprender sus gustos, sus motivaciones, lo que les es vedado, o lo que se les regala en el día a día, lo fundamental y lo banal. Todo eso su mundo. Comprender el compartir, el traspasar, el transformar el tu y yo , en un nosotros, es para mi sólo un grandioso misterio, que me alegro de vivir. Y es que finalmente tienes razón, sólo soy un ser humano más en esta Tierra, pero un ser humano de pie, y en este mundo, no en el Mundo, sino en tú mundo.
No se como son las relaciones humanas, no se como se engendran, cuando nacen, ni cuando mueren. Sólo me basta saber que esta relación humana, se basa en la palabra sutil, que ya no puedo alejar cuando te veo, y es que simplemente te quiero. Y aunque a te parezca extraño , eso que dices textualmente "...ni nada sanguíneo, pero te quiero mucho" , a mi me alegra más aún, el saber que esta relación humana sin compromiso de ningún tipo sea así de importante, así tan grande que no requiere de formalismos, ni parentescos.
Amigo mío, que más puedo decir, que más se puede decir, me alegro de no entender para nada las relaciones humanas, de vivirlas como si las entendiera, y creer simple lo complejo.
Así si más, sencillamente te quiero.